La consciencia del ser humano despierta gradualmente a lo
largo de la vida en mayor o menor grado y con más o menos rapidez dependiendo
de las experiencias del individuo.
En
algunas ocasiones esto ocurre de modo acelerado por circunstancias más o menos
dolorosas o desestructurantes.
La consciencia es la huella del ser sentiente e
inteligente que le identifica individualmente en el Universo. La consciencia
del ser humano vivía en este Universo antes de su presencia física en el
planeta, se encuentra viviendo simultáneamente su experiencia planetaria y
continuará viviendo cuando su cuerpo cese de funcionar llevando consigo toda
esta experiencia.
Del concepto que acabo de enunciar, concluimos que la
consciencia individual es anciana y es más sabia que la inteligencia que reside
en la mente del individuo. Ella nos habla al corazón para influir en nuestras
decisiones, reafirmar los aciertos, y corregir los errores. Es un lenguaje
emocional que no se escucha sino que se siente.
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